martes, octubre 17, 2006

Palabras de salva

Entre las tres y cuatro de la madrugada las palabras salen como que no queriendo,
como que retando a la prudencia a mitad de una resaca venidera,
como que explorando la posibilidad de la ausencia de líquido de frenos,
como que reconociendo que nada es garantía de nada,
y la duda se instala dulce,
subliminal,
incoherente,
casi cursi.

Aquí,
la vaguedad es un regalo para ésta la prudencia,
pero me voy enterando que no incluye baterías,
que la garantía se regala a la ausencia,
que mi vaguedad es desechable
y pesa como la chingada,
y la chingada pesa mucho,
y chíngale que chinga,
y chíngome quedito.

Entre las tres y cuatro de la madrugada
que te pienso,
que te busco y te escribo yo ebrio
y me finjo sobrio,
que te busco sobrio sonriendo etílico,
pero te busco de principio a fin
como que no queriendo pero sí quiero;
cómo chingados que no,
sí quiero.
Nomás que ahora sí
querer quién sabe si es poder,
porque aquí se debe querer a dúo,
y por muy mucho que yo quiera
no es querer por dos.

4 comentarios:

eme dijo...

ya ves.
jugué con la tecnología y ahora estoy en otro lado de los bits.

te dejo este post ahora, para que veas que no quiero perderme (tanto).

tu texto me ha gustado mucho. parece un dolor resignado y ni tan dolor. de esos dolores apacibles que gustan doler.

achingá! ya adolecía jajaja!

saludos

Christian García dijo...

saluditos desde hillo,del compa que le invita un cafecito en la madrugada pala resaca snif.
salud hic!

alejandra dijo...

que buen poema
de esos que usted escribe
sacados del alma que osn loq ue mas valen mas llegan

eeaa!

saludos

Guirette dijo...

ahh, que bonito, me gusto, otro, otro...