domingo, junio 29, 2008

Que me alcance el hígado


Que reviente la cuerda que sostiene la posibilidad,

que las cenizas consuman los silencios compartidos y los hubiera resucitados.

De aquí a la nada completita,

de aquí a los lamentos sordos,

indiferentes:

Tinta sobre papel mojado,

aguas negras de omisión y obviedad de segunda mano.

El baúl de los recuerdos a la esquina del basurón sin pepenadotes ni curiosos.

Sólo pido que me alcance el hígado para borrarte completita,

De pies a cabeza,

de tus senos a tu pubis,

de tus labios a tu ombligo,

de tu risa a tu llanto

y aplicarte la del cuervo parlante y aferrado:

nunca más.

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