En el rincón la cita se sabe avisada,
decidida.
Llegamos
y de la nada todo se presta
y se regala
con las ganas apuntando siempre entre las piernas
hacia abajo
hacia arriba
entre las piernas
como remedio final de ansias ofrecidas
encaprichadas a encamarse
hacia arriba
hacia abajo.
2 comentarios:
¿Quién se vino primero?
Ni idea... yo no estuve ahí, jajaja.
Publicar un comentario