miércoles, mayo 31, 2006

Nostalgia posthedónica

Son pocas las bandas y solistas que me llegan y calan como la Cuca, Corcovado, Dr. Deseo, Celtas Cortos, Juguete Rabioso, Joaquín Sabina, José Alfredo… y digo me llegan porque cuando los escucho me dan ganas de escribir (ya sean pendejadas o no). Bien, pues hay una rola de la Cuca (Tu flor) que desde la primera vez que la escuché me invitó a escribir este texto que leerán (si no les da tanta mucha güeva) a continuación. Además fue lo primero que publiqué como que más o menos de a devis. Ni modo, ando nostálgico y semiborracho (yo que juré que nunca de los nunca pistearía solo) y medio cannabilistico (de cannabis... o algo así).
He dicho.
Y cunnilingus para tod@s, la casa invita (en este caso La Tumba).
He dicho… otra vez.
Salud.
Introspectivo saladito

Me gustas, realmente me gustas.
Al salir de clase lo primero que busco es tu cuerpo. La imagen de éste no abandonó mi cabeza durante toda la pasada hora. Visualmente hago contacto, pero no estás sola, estás con el imbécil.
Sabes que estoy aquí, al otro lado del pasillo, observándote y aguantándome las ganas de ser yo el imbécil quien te toma de la mano y de lo demás. Pero como ayer y como el día antes de ayer, y como en los dos últimos semestres, puedo soportarlo; tengo que soportarlo.
Si todo este asunto fuera mera cursilería de seguro ya lo hubiera superado, o cuando menos, evitaría los tan frecuentes y repentinos bombeos sanguíneos que, enfocados en cierta parte de mi cuerpo, impiden me mantenga de pie sin dar indicios de que libidinosamente te admiro.
El imbécil se acerca a tu oído: sonríes.
Como respuesta acercas tus labios a los suyos y tu lengua entra en su boca.
Él responde y yo sigo observando.
Me gustas, realmente me gustas... y me pones jorni.
Esa mezclilla ajustada marcando como que no queriendo (pero sí) tu ropa interior, tus muslos, la redondez agraciada y nalguiable de tus morenas (asumo) caderas. El bombeo comienza, y como dice la canción la Cuca: “quiero mojarme los labios y tu cuerpo pasarlo por mi garganta. Quiero sentir el pétalo de tu pelo, perfumarme del olor de tu celo”.
Maldición, tengo que sentarme y fijar la vista hacia otro punto.
Lo hago pero da igual, nada detiene el bombeo de sangre.
Mi imaginación no entiende de razones, no entiende que debo estar de pie en menos de cinco minutos para ir a la siguiente clase.
En mi cabeza realmente se instala la idea de pasarte por mi garganta, de morder con cabrona y paciente liviandad aquel rincón, de zambullirme en tu lubricado mar de feromonas para, finalmente, inundar de blanco tus libidinales y mudos labios. Eso como aperitivo.
Insisto: realmente me gustas... y me pones jorni.
Me doy cuenta que da igual si te miro o no, así que dirijo de nuevo mi mirada hacia ti, sólo para observar cómo el imbécil y tú se levantan y se van sin renunciar al periódico intercambio de saliva.
El maestro que dará la siguiente clase pasa frente a mí, pero todo parece indicar que tendré que pasar mucho más tiempo de lo esperado sentado en esta banca: me he inundado yo solo.

5 comentarios:

CadávEr Muerto dijo...

Ok... es un hecho, regreso a la narrativa mínima.

DaRLa GarRapAtA dijo...

mientras mas minima mas flojera
da lo digo porke hay gente ke cuentos
cortos no lee porke ke flojera
jijij
de hecho siempre ke escribo
necesito escuchar algo de musica
sino mi musa no anda cerca

Licenciada dijo...

ésos grupos eran los buenos, ahora puro reggeetón y pura mamada

Los Lagartos ya fliparon :(

Negra dijo...

jorni cabrón

Naik.Hideki dijo...

pura mamada.... uhmm ke lidivinoso soy...